El Rastro es, primero, una novela de la gran Margo Glantz. Luego fue una obsesión de Analía (Couceyro) y, como el teatro es viral, supo inocular esa obsesión en mí.
Juntos daremos forma a este melodrama crepuscular que es El Rastro.
El bolero, ciertas piezas de Bach y el tango son texto y música de esta novela única. Y todas ellas encarnan el corazón.
El grado de materialidad de este texto sabe medir fuerzas con la abstracción, y en esa tensión se resuelve, decidido, el destino de esa voz: la de Nora García.
El Rastro es un melodrama escénico para una sola voz, es descripción gozosa de los efectos de la música sobre el alma y el cuerpo, es una indagación sobre aquello que llamamos corazón, es una despedida, un réquiem para una sola voz, un bolero desesperado, un tango.
Así, El Rastro.
Alejandro Tantanian.
Fotos: Ernesto Donegana